21 January, 2010

Al fin

John Oros
17-01-2010
Tercer Trabajo (Re-Escrito)


Aunque un género defina la estructura y método de los cuentos, puede haber muchas diferencias entre dos relatos del mismo estilo. Por ejemplo, “La muerte y la brújula,” escrito por Jorge Luis Borges y “Tres portugueses baja un paraguas (sin contar el muerto)” escrito por Rodolfo Walsh, son dos cuentos de detectives con las convenciones conocidas de tales historias, como víctimas, detectives, resúmenes, y obviamente un misterio. Además, el narrador y los personajes de los dos cuentos, y la mayoría de los cuentos policiales, descubren pistas o claves para guiar al lector. Lo interesante es que en los dos cuentos, las pistas tienen que ver con el tema de la dirección. Por otro lado, la manera en que estas claves son presentadas varía, demostrando que los cuentos policiales pueden mantener o romper los convenciones de su género.
Como indica el título, “La muerte y la brújula,” es una historia en que los puntos cardinales son una gran pista del misterio. En el cuento, el detective Erik Lönnrot quiere entender todas las claves del primer asesinato para poder adivinar la próxima matanza. El narrador nos dice que la primera matanza ocurre en Hotel du Nord. La segunda tiene lugar en los “huecos suburbios occidentales.” (Borges, 501). Después del tercer crimen, Lönnrot estudia una carta que fue enviada a Treviranus y firmado por “Baruj Spinoza.” La carta dice que no va a pasar un cuarto crimen, porque los tres lugares del crimen son los “vértices perfectos de un triángulo equilátero y místico.” (Borges, 508) Lönnrot se acuerda de la información sobre la tradición judía del tetragrama, y las cartas dejadas por el criminal. Por eso, él profetiza que tiene que pasar una matanza más (para cumplir las cuatro letras) y por el uso de una brújula, se puede adivinar el lugar en el cual va a pasar. Seguro de su hipótesis, Lönnrot va al cuarto lugar, Triste-le-Roy, en el sur, y encuentra al asesino.
En “Tres portugueses baja un paraguas (sin contar el muerto),” el detective Daniel Hernández resuelve el misterio de quién mató al cuarto portugués. Él usa lógica y pistas sobre la dirección en la que los tres sospechosos estaban parados para determinar quién es el asesino. Explica que los tres hombres miraban hacia los cuatro puntos cardinales. Por eso, sólo uno tendría que darse vuelta para asesinar al cuarto. El que tiene un sombrero completamente mojado, excepto al medio, tiene que ser el asesino. Si no hubiera estas pistas que se relacionan con a los puntos cardinales, el detective no podría resolver el crimen.
Aunque los temas de las claves importantes de los dos cuentos tienen que ver con la dirección, la manera en que el narrador presenta estas claves es distinta en cada relato. En “Tres portugueses baja un paraguas (sin contar el muerto),” el narrador menciona la pista importante en medio de otras, digamos, pistitas, que no ayudan a resolver el crimen. En “La muerte y la brújula,” el narrador tiene que explicar y dejar las pistas durante todo del cuento para que el lector pueda acostumbrarse a las tradiciones judías, sabiduría del tetragrama y otros. En realidad, esta manera de explicar y repetir pistas es más semejante a las convenciones del género policial que la estructura del cuento escrito por Walsh. El narrador, en la mayoría de cuentos de detectives, trata de seguir el pensamiento del detective para que el lector adivine y suponga con el detective. Por eso, en “La muerte y la brújula,” las pistas sobre los puntos cardinales, teoría de tetragrama y otras están repetidas y son obvias.
En cambio, “Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto),” se lee como una poema. Hay estrofas y un ritmo. El narrador usa anáfora o repetición para dar una forma legible y artística al cuento. Pero la mayoría de estas estrofas se leen como diálogo en que los sospechosos contestan preguntas de maneras similares. Entre tales estrofas, hay una que revela cuáles partes de los sombreros de los portugueses están mojadas. Esta información sigue la forma y ritmo de las otras estrofas, aunque los sospechosos no tienen diálogo. Por eso, a primera vista, el lector no se da cuenta que estas pistas son las claves para resolver el asesinto. Esta forma difiere del estilo de “La muerte y la brújula,” porque no sigue las reglas y convenciones de explicar pistas al lector. En “Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerte).” El lector no lee los pensamientos e ideas del detective como el lector puede hacerlo en el cuento de Borges.
Las pistas son las claves de un misterio. Sin ellas, no habría una manera de resolver el crimen. Las convenciones de los cuentos policiales las requieren. Aunque las pistas importantes de “La muerte y la brújula,” y “Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto),” tienen que ver con los puntos cardinales, el relato escrito por Walsh no sigue la estructura de esa convención, mientras la historia de Borges mantiene la manera de revelar las pistas. Después de comparar estos aspectos, se puede decir que hay muchas maneras de contar una historia policial.

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